Por eso, empecé por elegir una vela dorada dentro de una estrella con bordes con chispitas de purpurina para montar el centro. A los lados coloqué ramas de pino (artificial, no os penséis, recicladas de las que uso para los adornos) y las decoré con bolitas y estrellas doradas. En la mesa mandaba el verde y el dorado, ya todo lo demás iría a juego:
-Puse el mantel de color champán y las servilletas verdes (de otra mantelería) para entonar.
-Escogí una vajilla en tonos dorados y verdes (heredada de mi madre), así como la cristalería verde, que también era de mi madre.
-Coloqué bajoplatos y paneras dorados para rematar y realzar el brillo a la mesa.
Brillan más que el Sol
¡Y es verdad! Dos cuenquitos de cristal sobre dos platitos dorados, mira cómo resplandecen. Servir aquí los aperitivos de queso roquefort y mantequilla aprovechando las paneras doradas lucen mucho más.
Helen!! Me encanta cómo adornas las mesas. En unos días celebro mi cumple. ¿Alguna idea?
ResponderEliminarSigue así!!
C.