Miniflorero con ramilletes de skimmia y unas hojas granates de mahonia que puse entonando en mi baño. Fotos: helenstables.blogspot.com |
Aunque bien adentrado ya el invierno tanto las flores del
verano como incluso las multicolores hojas del otoño sean sólo un antiguo
recuerdo, voy a enseñaros cómo aun así no hace falta recurrir a las plantas
artificiales para decorar la casa y elaborar centros de mesa. Gracias al jardín
de casa, rebusco entre los arbustos que están ahora en su duermevela invernal y
me busco la vida para hacer con ellos ramos naturales. ¡Mirad cómo pueden
hacerse con lo más insospechado y qué bonitos quedan!
Leña vieja, leña nueva
Este ramo, de
aspecto un tanto japonés, está elaborado con ramas antiguas de rosal. Siempre remato
la poda de los rosales después de febrero para que no se hielen.
Por eso estos
dos ramos que he montado con algunas de las últimas ramas que podé han empezado a
brotar después en el jarrón.
Un asiático en mi jardín
Se me ocurrió hacer este centro con las ornamentales ramas de la skimmia japonica, un arbusto de origen
asiático y resistente al que en el invierno le florecen esas bonitas y llamativas
bayas de color carmesí. Y lo coloqué en un frutero negro sobre una bandeja cuadrada
negra para que resaltaran más los colores.
Luego coloqué unas pequeñas piñas granates rodeando una vela blanca para adornar el conjunto.
Luego coloqué unas pequeñas piñas granates rodeando una vela blanca para adornar el conjunto.
De aquí a la eternidad
En la mezcla está el secreto de este ramo. Porque en el
pequeño florero de cristal combino dos colores y dos tipos de plantas muy
diferentes: los frutos de la nandina (los rojos) y los del árbol de Júpiter
(los marrones). Sin embargo, juntos casan a la perfección. He descubierto, además, que ¡no
necesitan agua y aguantan varias temporadas sin estropearse!
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