22 julio 2011

Aromas de verano


Siempre que corto lavandas, su penetrante y peculiar fragancia me transporta a un verano de hace años cuando mis dos hijas eran pequeñas. Por entonces, nos gustaba alquilar una autocaravana y marchar los cuatro por Europa como nómadas, visitando cada verano una zona distinta, a fondo, sin rumbo fijo ni horarios estrictos. Fueron unas vacaciones maravillosas, las recomiendo.
 
En uno de esos tours con la casa a cuestas recorrimos la Provenza, contemplamos la fascinante belleza de sus interminables campos de lavanda y visitamos Grasse, la capital de los parfumiers desde hace más de 300 años. Rodeado por hectáreas de olorosas flores, en este elegante pueblo del siglo XVIII se encuentran 30 de las fábricas de perfumería donde elaboran sus fórmulas y esencias para vendérselas a las grandes firmas.
  Al montar los centros de esta mesa con lavandas y recordar aquella ciudad, quise evocar en ella algo de su elegante estilo campestre y estival mientras disfrutábamos durante la comida de su aroma.


–Empecé por eso colocando los centros con las  lavandas a ambos extremos de la mesa del porche en dos cubos de hojalata a modo de floreros.

–Por lo demás, la mesa que dispuse era bien sencilla, intentando no perder los aires de la campiña francesa: paja, madera, mimbre, hojalata, blanco, piedra… 

 – Opté por obviar el mantel  y un camino en tono piedra discurría por el centro longitudinalmente presidido por un gran candelabro de forja blanco y múltiples brazos.




 –Los bajoplatos de paja, además de acordes con el camino, quedaban perfectos con los platos blancos, la cristalería de vidrio transparente y las servilletas blancas.  
 


 


  Una ramita de espliego
¿No es una panera ad-hoc? Sólo tuve que poner una blonda con una flor bajo unos posavelas transparentes.


 






Es una lata
Estas dos latas están siempre en mi cuarto de baño llenas de algodoncitos y jabones, pero como tienen el color adecuado y el estampado perfecto, llegaron a esta mesa y las llené de pan. 

3 comentarios:

  1. Me encanta la idea de la espiga y la blonda bajo el cristal. Es una mesa digna de una buena sobremesa veraniega. Un beso,
    Mariajo

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  2. Qué preciosidad de blog.
    Coincido plenamente contigo en el placer de poner la mesa y el arte que hay detrás! Desde luego las tuyas se salen!!!
    mmm... lavanda... me encanta.
    Un saludo,

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  3. que bonitas las mesas que montas.
    si tienes un rato te invito a pasarte por mi blog, te puede servir de inspiración.
    karmucaycuquino.blogspot.com/
    un saludo maca

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